En la pared frontal encontramos en la parte inferior un bello conjunto de cajones a modo de cómodas que guardan muchos siglos de historia. Sobre ellos dos grandes vitrinas, la de la derecha con ternos y dalmáticas (algunas de ellas muy antiguas), con relicarios y con la Vera Cruz (del siglo XV); la de la izquierda con el estandarte de la Virgen del Remedio y trajes de la Virgen  y del Niño. En el centro de esta vitrina podemos ver un óvalo con la Virgen del Remedio pintado por Rosendo Bono. En el centro de esta pared, en una pequeña hornacina dorada pintada por el pintor albaidense Bartolomé Albert se encuentra una talla barroca de la Purísima del siglo XIX. Sobre la hornacina podemos observar una talla policromada de Cristo crucificado que data de finales del siglo XVII y sobre Él una vidriera. Las dos vidrieras que decoran la Sacristía y el piso de la misma son un conjunto diseñado por el artista de nuestra ciudad José Sanjuán. 

 

En la pared izquierda (siempre mirando desde la puerta) encontramos un espejo (tiene su compañero enfrente) y una pequeña consola. A su lado hay una pila con un grifo que antiguamente era utilizada por el sacerdote antes de la misa (antemissam) y después de la misma (postmissam) como rezan sendos cartelitos que la custodian. Junto a la pila encontramos un armario, y sobre éste podemos ver la imagen de la Virgen del Rosario de madera policromada del siglo XVIII.

 

En la única pared que nos queda, hay dos grandes armario-vitrina, en el de la derecha podemos observar relicarios, vinajeras, casullas y ternos (entre los cuales destaca el terno de la Virgen). En el de la izquierda observaremos una bella colección de cálices y distintos ternos y casullas.Si subimos la vista nos daremos cuenta de que una colección de grandes cuadros de hombres decoran las paredes de la Sacristía. Se trata de retratos de destacados eclesiásticos albaidenses: Jesús Blanquer, Antonio Ferrándiz, Manuel Ureña,... La mayoría son obra del pintor Rosendo Bono (réplicas de algunos antiquísimos), aunque también hay alguno de Monjalés y alguno, como el de Eduardo Torres, que es  de José Segrelles.